25 de febrero de 2012

En sitios donde no se me quiere, no estoy.

Hace mucho tiempo que he perdido las GANAS de escribir. ¡Qué digo de escribir! de todo en general.
Os preguntareis como estoy. Bueno, la cruda realidad es que muchísimos de los que ahora mismo estáis leyendo esto os la suda.

Bien, pues ni yo misma sé cómo me encuentro ni cómo debería de estarlo. No sé si estoy feliz, no sé si estoy melancólica, pasota...hay tantos adjetivos que podrían definir mi situación ahora mismo...

Pero ahora de lo que os quiero hablar es de la amistad y de lo que cada uno hace con ella.

Para mí la amistad no es más que una relación de reciprocidad. A todo el mundo le gusta dar y recibir de aquellos a los que da, lo mismo o por lo menos algo parecido.

Porque algunas personas la frase: "Por el interés te quiero Andrés" se lo toman muy a pecho.

Si una persona te quiere tal y como eres, no es quien para decidir qué contarte y qué no, para recriminarte que no lo hagas y luego además de todo eso, te insulte a las espaldas.

Es muy bonito JUZGAR y CRITICAR a las personas a las espaldas y sobretodo que digan que tú misma lo haces, cuando son ellos los primeros que, al darte la vuelta, ya te están criticando hasta lo que llevas puesto.

Esas personas lo único que se merecen es un par de ostias bien dadas para que aprendan. Los demás ya hemos pasado lo nuestro, nos hemos dado cuenta de nuestros errores, de lo que está bien y de lo que está mal...¿Pensáis que es todo de color de rosa?

No se lo deseo a nadie, pero si de verdad hay que pasar por calamidades para encontrar realmente tu "yo" y el camino que tienes que seguir...adelante. Ojalá os pase.

Pero hacernos un favor a todos, no nos emparréis y si no pensáis hacer nada al respecto...HASTA NUNCA.


7 de febrero de 2012

Amor



Una vida sin amor es incompleta, pues nadie es capaz de explicar lo que un simple sentimiento puede llegar a hacer en la vida de las personas. Nada se sabe del amor hasta que se ama. Querer es inevitable, te ayuda a crecer y ayuda a que otros crezcan. A veces las tristezas tienen que ver con las personas que se van y eso duele. En esos momentos juramos no volver a encariñarnos con nadie más y desde que conocemos a otros especiales olvidamos esa promesa que nunca llegaremos a cumplir. Y así es cómo vamos dejando huellas en el corazón de las personas y cómo éstas, a su vez, dejan huellas en el nuestro. Cuando alguien se va lloramos porque el corazón nos pide a gritos esas lágrimas, esas pataletas, para aliviar un poco el dolor que estamos sintiendo. No obstante, cuando nosotros nos marchemos, en algún rincón del mundo, habrá alguien que llorará por el simple, pero a la vez complejo hecho de que ellos también nos quisieron.
Y en ese momento te das cuenta, de que todavía queda algo, aunque sea casi inexistente, pero puedes sentirlo, y no lo dices, pero cuándo le ves te sigue latiendo el corazón más fuerte de lo normal, y te pones nerviosa, y dices que le odias, pero en realidad estas pensando en que él da sentido a tú vida. Luego a las demás personas, las engañas, y dices que le has olvidado, que ya no es nada, aunque pienses que lo es todo, y lo dices tantas veces, que tú corazón se lo cree, de una forma estúpida pero lo hace. Y empiezas a ver la vida distinta, ya no te sientes tan atada, y sí, le sigues queriendo, pero de una manera distinta, porque le quieres, pero tú corazón no lo sabe; en realidad, tú corazón piensa que está enamorada de otra persona, y se lo dices al mundo, aunque esa persona sea un chico que ves pasar por la calle, tú inocente corazón, piensa que se ha enamorado. Y un día cuándo crees odiarle, y haber rehecho tú vida, habláis, y esta más simpático que nunca, a ti te sorprende, y miras una foto suya, entonces, notas que tú corazón empieza a recobrar el sentido y notas, sientes que todavía le quieres, que todo va a seguir igual que antes...