Las mujeres son como el fuego, como las llamas. Algunas
son
como velas, luminosas e inofensivas. Algunas son como
chispas,
o como brasas, o como las luciérnagas que perseguimos
las
noches de verano. Algunas son como hogueras, un derroche de
luz
y de calor para una sola noche, y quieren que después las dejen
en
paz. Algunas son como el fuego de la chimenea: no muy
espectaculares,
pero por debajo tienen cálidas y rojas brasas que
arden
mucho tiempo.
»Pero
Ella...ella es como una cascada de chispas que
sale
de un afilado cuchillo de hierro que Dios acerca a la piedra de
afilar.
No puedes evitar mirar, no puedes evitar desearla. Hasta es
posible
que acerques una mano durante un segundo. Pero no puedes
dejarla
allí. Te partirá el corazón...