5 de abril de 2011



Hay que saber parar. Hay que saber decir basta. Tienes que conocer tu límite, porque cuando lo sobrepasas, ya no hay vuelta atrás.
Hay que saber, cuan fuerte eres, cuantos golpes eres capaz de soportar antes de caer, rendido, a los pies de tu adversario. Hay que saber cuánto estas dispuesto a soportar. Hay que saber cuando tienes que decir para, o ya basta.
Hay que conocerse a uno mismo, y saber tus puntos débiles, con el fin de protegerlos mejor. Hay que forjar una armadura, fría, impenetrable, alrededor del corazón. Y si dejas a alguien entrar, cuídate de que lo merezca.
Porque son aquellos que se llaman amigos, son aquellos en los que confiamos, los que más daño nos pueden hacer. Pero confiar es así, saber que algo puede pasar, y esperar que no pase. Abrazar a un enemigo potencial.
Y duele, duele cuando alguien te traiciona, es un golpe mortal, justo en el corazón.
Y SOLAMENTE sé que podré avanzar y dejar de torturarme hasta que explote y se lo diga a alguien o nos perdonemos y recuperemos el tiempo que hemos perdido sin estar el uno con el otro.
Todavía me queda la esperanza de que "el tiempo pone a cada uno en su lugar" e igual que el destino nos unió y nos ha separado, nos volverá a unir.
Y si, puede que haya habido veces que no te haya tratado bien a ti, ni a nadie, pero tú me hiciste daño, mucho daño y solo quiero decir una cosa...
TE PERDONO
y espero que lo hagas tú también.

1 comentario:

  1. Hola Aida, llevo un tiempo queriéndote decir algo, y no sabía si hacerlo vía tuenti, por aquí... El caso es que siento muchísimo lo que le ayudé a Rubén a hacer. Siento haberte borrado todas esas fotos y haber hablado mal de ti sin conocerte. Siento mucho haber estado tan ciega, y haberme creído todo lo que él decía. Siento mucho haberte criticado y ridiculizado porque en el fondo me sentía alagada de que mis escritos te gustaran.
    Espero que me perdones por todo lo que te he hecho, por todo lo que podría haberte llegado a hacer.

    ResponderEliminar