2 de abril de 2011

Para qué mentir.
Tengo muchísimas cosas que darle gracias a Dios o a quien sea por todo lo que tengo.
No hace mucho terminaba el año, el 2010, y con mi familia, cuando faltaban minutos para las campanadas, estaba pensando en cómo iba a disfrutar este año, mi año.
Sentía que este año iba a ser mío, me sentía con ganas y con fuerza de comerme el mundo.
11. Solo con oír ese número ya sonreía.
Ya imaginaba todas las cosas que podrían pasar…
Imaginaba todo perfecto pero no ha resultado ser como yo pensaba.
Era aún peor de lo que yo me imaginaba.
Los horas, parecían días.
Los días, semanas.
Las semanas, meses.
Todo seguía igual o incluso peor.
Todo se me hacía más pesado.
Pero de repente, cuando peor lo pasaba en el día, aparecisteis.
Aparecieron las personas, que si no fuera gracias a ellas no podría aguantar esas clases tan aburridas y esos momentos en los que te entran ganas de esconderte debajo de la tierra para que no te encuentren nunca.
Una mirada, una sonrisa, una piedra, todo servía para que en mi se produjera un cambio y viera las cosas desde otro punto de vista.
Esas personas que están día a día conmigo, las que el destino nos ha vuelto a unir, las que aunque no tuvimos un pasado común tengo y tendré un futuro en común o las que simplemente están de paso.
Para todos, GRACIAS.


Cuando todo esto se acabe, no sé qué haré sin vosotros.

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