1 de noviembre de 2011

No me tientes.

Todos queremos lo que no podemos tener. Es más, la mayoría de las veces deseamos lo que queremos o bien porque está fuera de nuestro alcance o bien porque se trata de algo prohibido. Para justificar la compra, nos convencemos a nosotros mismos de que aquello que queremos con tanta vehemencia es también lo que necesitamos. El problema es que las compras compulsivas a menudo pueden conducir a un costoso caso de arrepentimiento del comprador.


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