-¿Por qué no eres feliz?
+No tengo razones.
-¡Todos tenemos algo por lo que sonreír!
+Dámelas, dame el motivo por el que debo ser fuerte y lo seré.
-¿Cómo que te las de? ¡Solo tienes que mirar a tu alrededor!
+Cuando lo hago solo soy capaz de ver que él no está.
-¿Él? ¿Qué "él" ni "él"? ¡Eres tú! Mira los árboles de tu alrededor, se les caen las hojas en otoño y siguen adelante todo el invierno hasta primavera; pasan todo ese tiempo descubiertos, desprotegidos, siendo la mitad de lo que deberían ser. Mira los pájaros que se van por culpa del frío y vuelven con el calor, ¿acaso ellos sienten que el tiempo meteorológico los quiere hacer desaparecer del mapa para siempre?
+¿Por qué comparas mi corazón roto con la naturaleza?
-¿Qué por qué os comparo? Porque la naturaleza nos hace seguir adelante, a pesar de las adversidades. Nos ha hecho muy fuertes con el paso del tiempo y un "él" cualquiera no va a cambiar eso, no mientras yo siga siendo tu amiga y eso es para siempre.
+No es alguien cualquiera, ¡es mi mundo!
-¿En tu mundo estoy yo también?
+¡Claro!
-Pues voy a echarlo a patadas si hace falta. Porque tú tienes que ser feliz. Porque el cielo sigue siendo azul por encima de las nubes. Porque las flores vuelven a salir en primavera y el Sol en verano. Porque hasta la noche tiene las estrellas y la luna para iluminarla. Porque yo estoy a tu lado y no me voy a ir.
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