—¿Cuáles
le parecieron más interesantes? ¿Las que corrían a sus brazos enseguida, o las
que
eran más difíciles y se mostraban reacias, incluso indiferentes a sus
atenciones?
Con las mujeres pasa lo mismo.Algunas
no soportan que un hombre se aferre a ellas. Y a todas les gusta que les dejen hacer
sus propias elecciones. Es difícil ansiar algo que ya tenemos.
—Eso
es verdad. La ausencia alimenta el afecto.
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