Las
preguntas que no podemos contestar son las que más nos
enseñan.
Nos enseñan a pensar. Si le das a alguien una respuesta, lo único que obtiene
es cierta información. Pero si le das una pregunta, él buscará sus propias
respuestas. Así, cuando encuentre las respuestas, las valorará más. Cuanto más
difícil es la pregunta, más difícil la búsqueda. Cuanto más difícil es la
búsqueda, más aprendemos.
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