Solo me apetece dormir hasta que mi cuerpo diga "ya basta".
Quedarme así, observando como la luz se filtra por las rendijas. Como el día, a pesar de todo, me saluda con su mejor sonrisa.
Y yo, yo quiero darle la espalda y seguir, como si la cosa no fuese conmigo, y despertar dos semanas después. Con una persona a mi lado. Abrazándome mientras duermo, como si incluso en ese momento me estuviese diciendo "no me pienso separar de ti" y "tranquila, conmigo estás a salvo".
Y observar entonces cómo cambia la visión de esta misma ventana y de este mismo despertar.
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